Semillas mechonas
Hola, en estos días te estas matriculando o ingresando a tu primera semana de clases como estudiante de la Universidad de Chile, este boletín que tienes ahora en tus manos tiene como objeto darte la bienvenida a la “U” y al mismo tiempo presentarnos.
Somos el colectivo Ara (no es una sigla, se refiere a la palabra arar), nuestra organización esta compuesta por estudiantes de distintas facultades (Arquitectura y Urbanismo, Ciencias, Sociales, Cs Físicas y Matemáticas y Humanidades), y la razón que nos motiva a organizarnos esta profundamente relacionada con el deseo de que en nuestro país todas las personas puedan crecer, vivir y desarrollarse gozando de cada uno de sus derechos en plenitud (salud, educación, vivienda, esparcimiento, trabajo digno).
Nos definimos como una organización política de estudiantes de izquierda y en tanto somos estudiantes, y lo somos en la Universidad de Chile, no podemos dejar de reconocer el enorme “privilegio” que es “ser estudiante universitario” en nuestro país; y es sobre este privilegio que tratan estas páginas que hoy queremos compartir contigo.
El año pasado probablemente fuiste uno más de los estudiantes que se movilizó en sus colegios y liceos por el cambio de la LOCE, la gratuidad de la PSU, eliminación de la jornada escolar completa y el pase escolar las 24 horas del día todos los días de la semana. Por lo tanto debes estar conciente de las tremendas desigualdades que existen en Chile, y que pese a las Becas PSU que el ministerio entregó el año pasado, los resultados de la Prueba igual mostraron una vez mas que los mejores puntajes siguen estando en los colegios particulares (salvo las excepciones de siempre como el Instituto Nacional, el liceo 1, etc.) y que el problema va más allá de poder dar o no la PSU.
Estás entrando a la Universidad con mayor antigüedad, y quizás prestigio, es verdad. Pero tal como la educación en nuestro país necesita ser transformada desde su raíz, ahora como estudiante de la Universidad de Chile debes estar conciente aquí existen problemas tanto locales como repercusiones de los problemas globales. Facultades perdidas en el tiempo y autoritarismo académico, negocios truchos y personas que usufructúan de la universidad pública se combinan con la segregación general del mercado universitario, el gran reproductor de las desigualdades de nacimiento.
Hasta el año 80 existían en Chile sólo Universidades Estatales (entre ellas la U. de Chile y sus sedes regionales) además de 4 Universidades Privadas que recibían aporte estatal (la UC, Austral, U. de Concepción y la Federico Sta. María), todas ellas poseían una misión pública, apuntando a generar, compartir y extender a la sociedad, el conocimiento que producían.
A partir de los 80 la Educación Superior se define como un Mercado productivo más, en el que las Universidades tienen que competir por sus clientes. Esta nueva definición consto de tres grandes ejes:
1 La U. de Chile fue separada de sus sedes regionales y del Instituto Pedagógico. Por esto, al interior de la U. de Chile, dada la competencia, se perdió la relación académica con el conocimiento generado en regiones, deteriorándose así el desarrollo de nuestro país. Además, viéndolo por lado económico, fue nuestra Universidad la que asumió los costos administrativos que esta división generó, naciendo así la famosa deuda histórica que aumenta todos los años y aún no se puede solventar. Así mismo, las sedes regionales también cayeron en manos de los prestamistas, ya que necesitaron mucho dinero para poder crear nuevas carreras que fueran competitivas en el mercado nacional: Ingenierías, Derecho. Medicina, etc…. (siendo que no estaban preparadas ni académica ni infraestructuralmente).
2 Disminución del Aporte Estatal a Educación Superior y Cobro de Aranceles. Antes del 80 la U era gratuita, luego del 80, los aranceles han ido aumentando cada vez más, debido a que la universidad, luego de estas medidas, ha tenido que autofinanciarse de alguna manera. Y estos aumentos en los aranceles, conforman cada vez una barrera más alta para que los estudiantes de menores recursos puedan estudiar; y más aún, los sistemas de créditos creados por la U no solucionan el problema y caen rápidamente en crisis, y además, por otro lado, nuestras intenciones de estudiar se presentan como un suculento manjar para la banca privada.
3 La creación de Ues privadas, lo cual ha masificado increíblemente la oferta y consecuentemente, aumentado la competitividad, pero no en términos académicos sino más bien en términos de imagen (o sea, al igual que todas las mercancías en el mercado)
4 No olvidemos también la municipalización de los liceos a mediados de los 80 y la promulgación de la LOCE, marco institucional actual de la educación mercantil, en marzo del 90, un día antes de la vuelta a la “Democracia”. El campo Universitario ha convertido vertiginosamente su autonomía científica en dependencia empresarial en un doble sentido: tanto en contenido como en sus formas. En contenido, en la medida que el auto-financiamiento estrangula la capacidad de la ciencia y la Universidad de preguntarse, sometiéndola a las necesidades del mercado. En forma, en la medida que los mecanismos de ingreso así como los siempre estelares aranceles han convertido la ley de la sabiduría y las preguntas en la ley de la oferta y la demanda.
A fines del 2006, desde Rectoría y Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Gestión Institucional de nuestra U, se anuncia la creación de 321 cupos adicionales para el 2007 (incremento de 8% c/r al 2006). A su vez, se comunicó la proyección de un alza de los aranceles de nuestras carreras que se ubica entre el 5% y el 10%, según la facultad. ¿Las razones que lo justifican? El sumar más matrículas sería para acoger la mayor demanda por educación superior producida por el aumento de postulantes, dadas las 155 mil becas para rendir la PSU que el gobierno extendió luego de las masivas protestas estudiantiles del 2006. Lo segundo, se explicaría por la necesidad de percibir más recursos, que hoy por hoy escasean, para desarrollar una educación superior de calidad en nuestra casa de estudios.
El rector Víctor Pérez se muerde la cola
No obstante, ambas disposiciones decretadas, a la luz de sus declarados objetivos, se contradicen. Por un lado, las autoridades abrirían generosamente sus puertas para recibir a los nuevos estudiantes, así su intención sería abrir la posibilidad de que ingresen de entre los 321 jóvenes de incremento adicional, personas que antes por su condición económico-social no podían rendir la PSU. Por otra parte, alzando aranceles estrecha las probabilidades de que esos estudiantes que busca captar logren terminar sus estudios por problemas de financiamiento. De modo que, el próximo año habrá más compañeros buscando materializar sus expectativas de desarrollo, pero también encontrarán más dificultades para concretarlas.
El problema de fondo
En marzo del 2006, entró en funcionamiento el nuevo democrático Estatuto de la Universidad de Chile, el cual si bien tiene serias limitaciones, al menos tiene como idea fuerza la instalación de una normativa que amarre el ejercicio de un gobierno democrático-participativo. Los decretos lanzados por rectoría atacan, por lo tanto, el espíritu de los nuevos estatutos, pues no se consideró al estamento estudiantil en la toma de decisión. Que Víctor Pérez pueda hoy decretar cosas tan importantes e influyentes sin si quiera consultar a los estudiantes, significa que él no es tan democrático como se hacía ver cuando de temas realmente gravitantes se trata y que nosotros los estudiantes, hemos sido incapaces de hacer saber a nuestras autoridades que si las decisiones se toman a espalda de nosotros, estas no van para nadie. No hemos sabido construir y exigir una real democratización de la institución.
El autofinanciamiento universitario impone presiones para que los ingresos que necesita para funcionar, sean cada vez más provenientes de los bolsillos de los hogares de sus estudiantes y de actividades económicas realizadas por las unidades académicas (consultorías, asesorías, etc.). En cifras aquello: en el periodo 1998 – 2005 la suma entre Aporte Fiscal Directo (AFD), Aporte Fiscal Indirecto (AFI) y otros importes menores por parte del Estado, en términos porcentuales sobre el presupuesto anual se redujo en un 15%. La universidad necesita más de vender productos al mercado y del cobro de aranceles, para poder seguir funcionando.
La experiencia indica que el autofinanciamiento pone a las universidades públicas en una encrucijada: bajan de calidad para rebajar costos de mantenimiento o se elitizan intentando frenar un poco la baja de calidad. Las consecuencias de optar la primera opción ya se están comenzando a hacer notar, universidades como la Arturo Pratt, de Los Lagos, UPLA y UTEM han sufrido el rechazo de su acreditación institucional, o sea, se les considera oficialmente por debajo de los estándares mínimos de calidad. La segunda opción es la que comenzamos a notar de a poco en nuestras aulas.
Ante ese escenario, los estudiantes debemos acudir a nuestra mejor arma: la organización. Es necesario que nos informemos, discutamos y decidamos acciones tendientes a frenar el proceso que está en andas. Es urgente analizar las posibilidades reales de superar la situación actual de autofinanciamiento universitario y progresiva elitización. A su vez, esta es una lucha que debe proyectarse hacia los otros estamentos, pues ahí residen amplios sectores honestos que piensan que se debe re-construir el carácter público y de excelencia de las universidades. Quizás, podríamos distinguir objetivos de corto y mediano plazo, es inmediato parar las alzas e implementar en nuestros espacios locales vías alternativas de financiamiento (el cobro de impuesto a las consultorías externas que operan en la facultad, es un ejemplo). A mediano plazo hay que diseñar estrategias de organización que permitan romper con el autofinanciamiento y la elitización, avanzando hacia una educación igualitaria. Está en nuestra capacidad de organizarnos, golpear y proponer alternativas viables, la posibilidad de cambiar la situación actual, no dejemos que la inercia nos consuma.
Ante ese escenario, los estudiantes debemos acudir a nuestra mejor arma: la organización. Es necesario que nos informemos, discutamos y decidamos acciones tendientes a frenar el proceso que está en andas. Es urgente analizar las posibilidades reales de superar la situación actual de autofinanciamiento universitario y progresiva elitización. A su vez, esta es una lucha que debe proyectarse hacia los otros estamentos, pues ahí residen amplios sectores honestos que piensan que se debe re-construir el carácter público y de excelencia de las universidades. Quizás, podríamos distinguir objetivos de corto y mediano plazo, es inmediato parar las alzas e implementar en nuestros espacios locales vías alternativas de financiamiento (el cobro de impuesto a las consultorías externas que operan en la facultad, es un ejemplo). A mediano plazo hay que diseñar estrategias de organización que permitan romper con el autofinanciamiento y la elitización, avanzando hacia una educación igualitaria. Está en nuestra capacidad de organizarnos, golpear y proponer alternativas viables, la posibilidad de cambiar la situación actual, no dejemos que la inercia nos consuma.
BLOQUE SOCIAL POR LA EDUCACIÓN, LÍMITES Y PERSPECTIVASA partir del Consejo Asesor Presidencial surge la idea de poder crear una iniciativa que sea capaz de plantear una propuesta unificada de los actores sociales de la educación, en paralelo al consejo asesor, pero participando también en este. Es así como nace el Bloque Social por la educación, que en palabras de sus creadores: “no debe funcionar sólo para trabajar en conjunto a la institucionalidad dada por el Gobierno de turno, la ciudadanía organizada al alero de los diversos movimientos sociales debe hacerse parte activa de la construcción de políticas públicas en todos los aspectos, para poder así levantar la voz en conjunto sobre los diversos cambios que requiere nuestra sociedad” [1].
Por lo tanto la función del Bloque social, será poder crear a través de la participación de la ciudadanía, una propuesta que contenga un eficaz análisis de la crisis educativa de nuestro país y que pueda formular soluciones serias dentro de los límites que permite su acción.
De esta manera las reuniones y conversaciones de los miembros del bloque social han sabido establecer 3 principales problemas de la educación chilena actualmente: Crisis de la calidad, crisis de la inequidad y crisis de segmentación en las escuelas, las cuales son causadas por una constitución autoritaria, un sistema de administración municipalizado y un modelo de financiamiento basado en la competencia mercantil.
Desde esta óptica es que podemos ver como esta iniciativa ha sabido posicionar una discusión dentro de los actores sociales involucrados (en su gran mayoría sólo a sus capas dirigenciales) y los ha ido preparando, tanto en aspectos técnicos como de negociación. Desde acá es un acierto, ya que significo una salida (limitada por tener una doble maniobra, en lo establecido y en lo alternativo) a la errónea participación en un consejo asesor, que más que buscar soluciones a la crisis de la educación a significado una manera efectiva de controlar el conflicto y coaptar la lucha social, como tan bien lo hicieron las mesas de negociación en otras versiones de gobiernos concertacionistas [2]. Pero tampoco a sabido ir construyendo la unidad efectiva de los sectores involucrados en el educación, es decir nuevamente no a superado la coyuntura teniendo una muy baja participación en ciertos congresos locales (en algunos territorios no hubo participación) que se pretendía sintetizaran ciertas propuestas ciudadanas a lo que se une la división dentro de sus filas luego de que sectores de secundarios tomaran una postura contraria a otros sectores del bloque, por encontrar ineficiente e inoperante al consejo asesor desde sus inicios [3].
Por lo tanto la crítica debería ir enfocada a los límites que le impone su constitución coyuntural, lo que nos hace plantearnos la siguiente pregunta: ¿por qué las dirigencias tanto de los profesores como de los universitarios (gestores de esta iniciativa) no fueron capaces de proponer anteriormente instancias parecidas al bloque social que cuestionaran, incluso la estructura del orden social que impera en nuestro país? Existen múltiples respuestas desde la óptica que se mire, sólo es claro que al pretender desenmascarar conspiraciones o maniobras políticas no llegaremos a ni un lado (ya que sabemos que lamentablemente muchas veces las organizaciones de izquierda se mueven dentro de estos términos), lo mejor seria remediar estas problemáticas atacando sus limitados objetivos y posicionando una instancia más democrática que supiera superar los limites coyunturales y las discusiones que propone (y direcciona) el gobierno.
Por ejemplo seria una muy buena medida cambiar la forma en que se comunican los dirigentes de cada sector con sus bases, haciendo parte de las discusiones a estos, ya que vimos que este año (dentro de nuestra universidad) se decidió todo lo discutido, fuera de asambleas locales o foros que explicaran la necesaria lucha por una educación pública, digna y de calidad y que fomentara la organización estudiantil como un paso en la recomposición de un movimiento capaz de posicionarse como actor activo, critico y conciente. Contrariamente a lo esperado se discutían los temas en las oficinas de algunas organizaciones políticas que han posicionado a sus militantes como dirigentes.
Aparte de esto último, que pretende ser un aporte a la discusión, es necesario que el bloque social o una instancia con su misma esencia, sea capaz de posicionarse como una plataforma capaz de discutir y proponer, pero a la vez de llevar a la acción a los actores sociales involucrados. Ya que como un ejemplo palpable, vimos que la movilización secundaria, con altos grados de participación y con niveles de discusión bastante elevados, puso en jaque a un gobierno que para muchos, incluso compañeros de lucha, tiraba para progresista, pero que se quedo estancado en su objetivo principal, es decir administrar un sistema desigual, excluyente y muy poco democrático capaz de disfrazarse de lo que sea para mantener la tan necesaria gobernabilidad de los poderosos.
¿Qué pasa con la Fech? 100 años después de su fundación
Trescientos veinte y ocho alumnos marcaron la diferencia en las últimas elecciones FECh; no entre la primera lista y la segunda, sino que entre alcanzar el quórum o no. Esto deja de ser algo coyuntural si revisamos la progresión de los quórum alcanzados: 2003 è 54,8%; 2004 è 46,5%; 2005 è 42,6% y 2006 è 41,6. La FECh se ha ido quedando progresivamente vacía a 12 años de su refundación y a 100 años de su fundación.
Fue este último hito que la actual dirigencia, Izquierda Amplia, que inicia este año su tercer año en la presidencia de la federación, intento articular como el eje de la construcción estudiantil entendiendo que se marcaban cien años de incidencia de la juventud en el país y la política. Sobadas de lomo entre la clase política que no puede esconder ni un estudiantado de la Chile cada vez más apático, ni 80 millones en perdidas en el super mega hiper cachilupi concierto en el Estadio Nacional. Más allá de las propuestas y discursos, la FECh vive un momento de crisis que podría significar su desaparición en el mediano plazo; paradójicamente, es una de las Federaciones con más plata y tribuna mediática. Resulta irónico que frente al arrojo de muchachos de provincias y otras universidades de santiago o incluso de los mismos secundarios, sea la FECh quien muchas veces despierte el interés de la prensa.
Es la contradicción en la que ha estado inserta la FECh; universidad de privilegio de donde salen muchos de los cuadros estatales que permiten el mantenimiento de la dominación, y un espíritu laico, pluralista y, quizá progresista que le permite ser también una voz de discordancia frente a tanta pasividad.
¿Cuál es el futuro de la FECh y de la universidad? Hay, esquemáticamente, dos caminos: el camino de la excelencia académica entendida en patrones de mercado que necesita de una mayor, si esto es posible, elitización de la casa de bello y una FECh gerencialista, o una reconfiguración democrática del acceso y los contenidos impartidos que permitan a amplios sectores sociales, trabajadores y sus sindicatos, pobladores y sus organizaciones por vivienda y salud, organizaciones mapuches etc.… en fin, aquello que nos gusta llamar pueblo, invada y revolucione estos, hoy día, grises y amargos pasillos.
Te invitamos a informarte, opinar, debatir y participar.
[1] Documento: “Bloque social por la Educación: quiénes somos y hacia dónde vamos”
[2] La participación o no participación en el consejo asesor debió haber sido una discusión anterior a su constitución y no posterior, ya que ha limitado mucho los argumentos para cada una de las partes.
[3] Dentro de los estudiantes podemos establecer tres posturas respecto al consejo asesor: mantener la participación, ya que esta significa un avance en la discusión y la solución de las problemáticas educacionales, aparte de una participación en el bloque social; mantenerse dentro del bloque social y mantener una participación casi formal y protocolar (ya que se considera ineficiente el consejo asesor, además de ser un recurso de manejo político del gobierno) con el consejo asesor, privilegiando el trabajo territorial y local en colegios, generando nuevas perspectivas de organización y discusión critica; y por último un sector que desconfía de ambas experiencias, rechazando ciertas posiciones tácticas de sectores del bloque sin saber generar un solución paralela a ambas iniciativas.
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