martes, septiembre 19, 2006

Los secundarios a la lucha: la primera crisis del gobierno ciudadano

Con una agenda dividida en demandas estructurales y coyunturales los estudiantes secundarios inyectaron el primer golpe al gobierno socialista (! ?) de Bachelet.
    Fin a la LOCE y fin a la JEC: la primera, signo palpable de las políticas dictatoriales de la derecha, ley que amarra a la educación a un sistema liberal y excluyente de la participación estudiantil; y la segunda, un proyecto que forma parte de la copia pirata de políticas educacionales (ya caducas) del continente europeo. Asegurar la educación secundaria haciendo libre el pasaje escolar y aumentando el horario y los días en el cual poder utilizar este beneficio, solución a la infraestructura de los colegios municipales, las tan conocidas barracas, donde estudian ratones, insectos, palomas y también alumnos y por último dar solución a los problemas con las raciones alimenticias. Este paquete de demandas hace colapsar la capacidad de solución del gobierno, haciendo oídos sordos, en un principio, a las justas reivindicaciones de los secundarios.
    Comienzas los diálogos, los secundarios se toman sus colegios y realizan concentraciones masivas, demostrando una vez más que la movilización activa y la clásica lucha de presión surge efecto: el oficialismo empieza a ceder, mientras los medios de comunicación hacen su trabajo, primero tomando la lucha pingüina de una forma pintoresca, invitando a dirigentes a la tele, los humoristas comienzan con sus parodias y la lucha estudiantil forma parte de la parrilla programática.
    Pero las migajas del gobierno no seducen al firme movimiento secundario y se da vuelta la tortilla: los que antes enarbolaban las características de la dirigencia de la ACES ahora comienzan a criticar sus “burreses” y piden algo de discreción y madurez. A su vez el monopolio comunicaciónal empieza a desinformar y a inventar crisis dirigenciales y alguno que otro cahuin de romance o rupturas amorosas.
    En fin, nace una nueva comisión ciudadana y pluralista para solucionar la problemática educacional, con un número irracional de integrantes de todos los colores y sabores se inician las conversaciones, para que a través del dialogo ciudadano y contrastando las nociones de las cúpulas católicas, la derecha conservadora, el progresismo ultraliberal de expansiva y los estudiantes, poder rediseñar la educación chilena. El problema está en que el dialogo que se efectuará y del cual nacerá (se supone) el nuevo proyecto educacional criollo mantiene los mismos actores que se encargaron de crear el antiguo proyecto y de consolidarlo con estos 16 años de presunta democracia. Se deja en un segundo plano los verdaderos actores educacionales, como profesores, estudiantes, paradocentes, padres y comunidades en general, reemplazando alguno de estos por consultores y Think-Thank, como el CEP o Expansiva.
    A pesar de la poca participación, tanto en cantidad como en calidad, de actores que representen verdaderamente al sector educación, las proyecciones de este movimiento, que surgió como una espina en el pie para está cuarta versión de la concertación, debe situarse en volver a la masividad y democracia en las decisiones de las asambleas estudiantiles, revitalizando el dialogo entre comunidades, centros educacionales, profesores y demases, para desde abajo y por medio de instancias soberanas construir nuestra nueva educación desde la lucha.
    Y Quizás Nuevamente la presidenta Bachelet tendrá que lidiar con estos molestos chiquillos y quizás con que gabinete nuevo nos salga, aunque alguien peor que el asesino de Belisario Velasco y su “Oficina” de inteligencia no tendremos, o ¿quizás si?, a lo mejor sueltan al Mamo y lo ponen al frente junto con el ministerio de Seguridad Pública.